miércoles, 1 de abril de 2020

Tres historias con gatos

La editorial "La Fonola Cartonera" de Chile tuvo la gentileza de publicar tres microrrelatos de mi autoría en la antología "Miau", un hermoso libro con historias de gatos. En la misma participaron autores de España y México.


                                               Lo que hice para encontrarla

Rugí salvajemente, manoteaba los barrotes y al candado de la jaula, con la esperanza de poder escapar. Use toda mi fuerza como si fuera Sansón. Insistí hasta lograr abrir las rejas de la jaula. Luego salí detrás de aquellos maleantes que me han separado de mi madre. Corrí varios kilómetros renunciando el buen porvenir que me prometían. Corrí y corrí sin parar. Solamente me guiaba por rastrear su olor. Corrí hasta que llegué. El baldío seguía igual. Mientras más me acercaba a ella, la ira se apaciguaba. Y apenas sentí sus manos volví a ser un gatito que mueve alegremente su rabo.
  






                                                      Última vida
   Siempre admiraba su belleza. Era una deidad agitando su sensual silueta a la luz de la luna. Sabía que ninguna flor, ni la más rara avis codiciada podrían enamorarla. Entre los techados y las tapias se rumoreó que nadie logró conquistarla, porque quien se animó perdió su vida y también sucedería lo mismo quien se atreviera a ganar su corazón. Ésta superstición no me causó miedo. Durante meses me llené de coraje hasta que decidí acercarme a ella para enamorarla. Lamentablemente fracasé siete veces, y por esa estúpida causa perdí mi vida por completo. Ahora estoy volando con otros felinos en el cielo.










                                                       La venganza
Apenas llegó a casa nuestras vidas se fueron quedando sin alimentos. ¡Y eso que hemos  tratado de ser cordial con él, pero fue en vano! Día a día nos atacaba, nos maltrataba hasta nos asesinaba. La familia galardonaba sus acciones cantándole: “Si se puede”. Nosotros, cansados de esos flagelos decidimos cobrar venganza. Nos organizamos, lo atacamos como pudimos, hasta que él no pudo soportar y se terminó desplomando en el piso. Enloquecidos como caníbales danzando en un rito mortal, hicimos que la casa llorará desconsoladamente y el barrio sintiera el olor a pelo y la carne quemada del gato señor Fold.