Las dos poesías hablan del ser que asume a una lengua que cruzó todo el universo y un interrogatorio a la poesía ante el peligro de quedarnos callados.
Asumir
Esperar en la ausencia
que el lenguaje
me brinde las palabras
que no herede
cuando la historia
solamente caminaba
en pangea,
es asumir
que soy una partícula
naufragando
en los mares
pintados
por las orquestas
del silencio.
¿Qué seré?
¿Seré una extrañeza
delirando en sus labio?
¿Seré una parte
bordeando su vértigo?
¿Seré un pez
nadando en su boca?
¿Seré una partícula
de su oxigeno?
¿Seré un ratón
escarbando sus entrañas?
Dímelo,
universo flagelado
¿Seré la fruta podrida
en su umbral?
¿Seré el trapo caído
de sus ojos lunáticos?
¿Seré un vagabundo
en su desierto?
Dímelo,
poesía tartamuda:
Qué seré cuando acalle.
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